Creación confinada

Imagen: André Kertesz.




Por: Mónica Lázaro.


Durante el confinamiento también ha sido posible la creación, por su puesto, garabatear (ahora se dirá teclear) hilando algunos sentidos en el lenguaje poético. Uno de los esquineros más empedernidos, Domingo Bolívar, ha aprovechado la cuarentena para escribir sobre la realidad, que se aparece y nos desconcierta.  

En los siguientes cinco poemas encontraremos: referencias del poeta que sabe fingir estar vivo, porque escribe desde la conciencia de la muerte; la voz del que se burla de aquellos que se conforman con la comodidad, tras la que se disimula una cadena; una imagen desasida del molesto ‘yo’, que duerme mientras la mirada poética se eleva. Y, dos últimos, nos ofrecen juegos de palabras, ascensos y descensos, sonoridades escatológicas. En cada uno la poesía no es solo el género elegido, sino el tema mismo.


A continuación, los poemas: 



 

Fingidor

 

El poeta es un fingidor,

                                    Pessoa.

 

Estoy de acuerdo,

Pessoa.

 

Como poeta soy tan buen

fingidor,

que finjo que estoy                

vivo

cuando en realidad estoy       

muerto.

 

 

 

La vida estable

 

Veo en el patio de la casa de mi tío al perrito que antes sacaba a pasear,

pero ya no.

 

Parece muy conforme

con su vida encadenada

a su plato de comida

y a su chócoro de agua,

aunque a veces

pasa largas jornadas

sin comida, sin agua,

la cadena enredada en cuanta cosa y sus patas agarrotadas en una posición incómoda.

 

Ya no lo saco a pasear

porque las tres últimas veces

me demostró el perrito

que prefiere la muy estable

triada:

cadena, comida y agua

en el patio de la casa.

Aunque a veces

pasa largas jornadas

sin comida, sin agua;

pero encadenado, siempre.

 

  

Insondable

 

Un perro dormido en mi cama

es el hijo que jamás tendré,

soy yo olvidado de mí,

la ataraxia, el nirvana,

el yo no sé.

 

Un perrito dormido hasta el fondo,

con mi sábana y con mi almohada

defendiendo como baluartes

su sueño despojado de mundo.

 

Yo lo miro y quiero

ser un perro dormido

o ser el sueño del perro.

 

 

 

En descenso

 

y el poeta

como el poema

hasta ser nada

que se deshacen

Humo y espuma

de un bareto

como el humo

de la cerveza

como la espuma

y va subiendo

y va subiendo

de escribirse

pero no cesa

ni lo que dice

lo que es

ya no sabe

Ahora duda

coge vuelo

Se reencuentra

aquí lo dejo                 persevera

cosa insulsa                 tiene algo

     Ripio tonto                 Sigue ¡Sigue!

se bi                            furca

asciende

avanza

poema

El

 

 

Poética

 

Heliotropo es una flor

con un nombre poético:

helio, que es del Sol,

y tropo, que es retórico.

 

Pero fíjense, ¡qué candor!,

que rima también, sin pudor,

con la palabra “jopo”.



Comentarios

  1. Ya había leído Insondable en el Facebook de Domingo y me había gustado al igual que ahora. Muy creativo el caligrama que se puede leer de arriba abajo y viceversa.

    ResponderEliminar
  2. Insondable, de lejos es el poema mejor logrado, de una hostilidad poética que va reflejando cierta gangrena del espíritu de lo colectivo, pues la sociedad es un concepto que agrede en su profundidad. Todos somos ese perrito también.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Lo oculto en la niebla

El efecto influencer*

Inteligencia artificial o el desafío del siglo