La fealdad del interés

 

Por: Carlos Martínez

Alguna vez escuché una frase espantosa: "tanta mujé bonita y uno sin plata". En aquel momento, sentí deseos de darle una retahíla y explosiva respuesta a quien citó tan nefasta expresión, pero releyendo los textos de este miércoles en nuestra Esquina Literaria, comprendí a aquel personaje de a pie.

En primera instancia, un feo físicamente, con ganas de ser más maluco aún —como sentencia esta sociedad llena de estereotipos—, está condenado a llegar al cine, al teatro o al estadio de fútbol y encontrar parejas de distintas razas besándose y a él, a soñar con la secreta esperanza de toparse con una chica que siquiera lo mire de la cabeza a los pies o en el peor de los casos, similar a él: llenas de desdichas, lamentos o a poseer desfiguraciones en el rostro. Tal como ocurre, en el caso del cuento de Mario Benedetti: "la noche de los feos". 

No obstante y siguiendo con la frase que da inicio a esta reseña, que quisiera ser ella misma un articuento, basándose en la máxima "que todo texto se defiende solo", cual si fuese un musculoso adolescente ad portas de una pelea de barrio; un "feo" con dinero en los bolsillos es un cóctel molotov, porque su vida es como una ruleta rusa, a veces puede encontrar una interesada en salir a departir con ella, o en el caso de la personaje del cuento de O. Henry: le compre unos simples guantes y que esa compra que parece tan insignificante satisfaga las ambiciones e intereses de esa vendedores. Sin embargo, allí es donde se representa el cóctel molotov, porque se puede acceder a la compra y congraciarse con la compradora o puedes ser un facilista que queda como tacaño. De igual manera, con dinero o sin él, la sociedad seguirá estereotipando entre "feos" y los mal llamados "bonitos". Todas estas discusiones, las tendremos en una noche más de esta Esquina Literaria, este miércoles cercano a diciembre de este 2020 que no quiere terminarse.