Noche de nostalgia y algo más.

 



Por: Jonathan Cantillo Reyes.



Reviste gran responsabilidad, inquietud y hasta algo de preocupación ser el que se manda la ronda en la esquina. La mayoría de este grupo de empedernidos, son catadores de años y el ritmo de parrandas de la Esquina es algo desmesurado para cualquier neófito.

Balanceando mi mecedora de la terraza, decidí que simplemente debía dejarme llevar y ofrecer un trago, que en lugar de alegría los llene de un tanto de nostalgia, los esquineros también tienen problemas y añoranzas, o eso creo.

Comenzaremos con una primera tanda. En la que el trago va conjugado a un juego con una escopeta.

"La escopeta" fue escrita por Julio Ardiles Gray, un escritor argentino que también tuvo una faceta periodística relacionada con el cine. Tal vez por eso me agrada. La obra trata de un hombre que sale a cazar con su escopeta. En ese afán, el sol, la naturaleza y otros elementos empiezan a intervenir. Contar más es hacer spolier. Trataremos de extraer la temática, símbolos, hallar correlatos, realidad e ilusión y todo lo este cuento nos permita.

Como segunda tanda, echaremos un vistazo al bolsillo y pues como soy el moderador designado del día, me toca mandar. A ver hasta dónde me da el billete.

"El elefante" fue escrito por Raymond Carver, un viejo conocido de la esquina. Tiene muchos cuentos que se me antojan deliciosos. En este caso, traemos a la mesa, la historia de un hombre que ha dejado un par de vicios y desea salir adelante, pero eso le resultará un poco más complejo de lo que parece. ¿Por qué? ¿Cuál es la razón real que lo restringe? En la Esquina descubriremos esos detalles. Analizaremos vida y hasta sus sueños, porque así somos de inquisidores y atrevidos.

Espero que puedas tener una buena lectura y te espero en el análisis de esta sesión. Tus comentarios o tu escucha dan vida a la Esquina.


Comentarios

  1. Voy esta noche por ese trago, estimado Jonathan, tu invitación provoca seguir bebiendo historias, salud 🍻

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  2. Un cuento que trastoca nuestra noción del tiempo y la línea que divide el sueño de lo real. Por su parte, Carver logra desesperarnos con su cuento, una angustia que hemos sentido en carne propia.

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