La risa y el agua
Por: Gabriel Mendoza.
A
Heinrich Theodor Böll (1917-1985), escritor alemán, se le conoce por ser
ganador de un nobel de literatura en 1972 y por ser el autor de la maravillosa
novela Opiniones de un payaso, logros
considerables, sin duda alguna. Sin embargo, centro mi atención en un apelativo
que resulta más que preciso para el sentido último, que, a mi parecer, condensa
toda su narrativa: figura emblemática de la literatura de escombros (otro
nombre que reciben as obras escritas en la posguerra). La relación intrínseca,
que bien puede plantearse a modo de metáfora, es visible, pues son los
escombros que quedan del temblor, el fundamento de sus temas, que no son otros
que la desolación, el absurdo, el tiempo inmisericorde que envejece en los
cuerpos. Acudiendo a una estética de lo humano que pugna, en pleno contraste,
con el mundo de las aspiraciones deshechas y las incertidumbres. El bastión
inexpugnable que simula ser la vida va cediendo al influjo incisivo de la ruina
y la orfandad del espíritu.
En
este cuento que traigo a la Esquina Literaria, El reidor (1952) se
expresa con fina ironía la máscara que encubre el rostro o viceversa, porque a
final de cuentas cada vez es menos distintivo uno del otro, lo insustancial de
lo auténtico, la parodia de lo real. En síntesis, es un cuento sobre la risa
que no hace reír.
En la sección Lucio Pereyra, tendremos un cuento inédito del joven Gabrio Mendoza, La curvatura del océano, que suscitará una discusión sobre formas y fondos a nivel de estética narrativa y apreciaciones críticas sobre el proceso creativo.
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ResponderEliminarCon esta breve introducción me remitiste al poema: Reir llorando, de Juan de Dios Peza...me llama la atención ese titulo particular: El reidor.
ResponderEliminarQue bien que traigas a Esquina literaria un cuento propio, algo que sazonará la sesión de hoy, estoy segura.
Con respecto al cuento de Böll, es interesante como se plantea la relación de las profesiones, lo que nos divide de ser o ejercer algo; más aún, con un oficio tan peculiar como el reidor, que no es un comediante, ni un payaso: ríe para ganarse la vida. Por otro lado, el cuento propuesto por Gabrio es muy interesante. Me parece que funciona como una caja china con una historia que se superpone a la otra con distintos ejes centrales que giran en torno a Susana o Candy. Además de las divertidas referencias a la cultura pop. Excelentes relatos para una noche de esquina.
ResponderEliminarCopio el comentario de Domingo José Bolívar Peralta sobre el cuento de Gabriel:
ResponderEliminarEscrito en curvas
Un cuento que administra bien las sorpresas dentro del recurso de la caja china. El primer artefacto de los tres sacados de la caja china, es notoriamente el relato de una aficionada; Candy, muy influenciada por los clichés del cine y la televisión gringas. El uso de referentes de la "pop culture" no deja de ser ameno y me parece que tiene un venenillo de burla a todo eso, que se expresa en las ideas y pensamientos del Jonas Lynch del relato de Candy; pero ese veneno no es de Candy, sinó del que aparece narrando el segundo y el tercer artefacto sacados de esa caja china.
En el segundo pasamos de unos clichés graciosos (aunque en el fondo encierran una vanidosa presunción de superioridad) a unos lastimeros y pavorosos: el narcotraficante despiadado, los pobres que se arriesgan por necesidad y por pendejez (está claro que posar tomándose fotos para espantajopear con cosas de narcos, no es de gente que sabe bien lo que hace), el adicto que no sirve para el mundo formal de la economía de mercado capitalista. Pasamos de los clichés de la "pop culture" gringa al cliché de la "cultura traqueta" colombiana. En el cliché gringo, la vida se ve color de rosa; en el cliché colombiano, el color es de bala.
Y llegamos al tercer artefacto, donde se resalta las penurias que muchos estudiantes universitarios en Colombia tienen que padecer para continuar sus estudios y graduarse, pero enmarcado plenamente en nuestro contexto barranquillero. También aquí la pobreza, que es el puente entre el segundo artefacto y el primero. Por la pobreza es que los personajes señalados por un destino adverso que el escritor les impone, se arriesgan, se van, se pierden.
Me gustó.