La puerta - cuento completo de Isaías Peña Gutiérrez

(foto tomada del portal web pinterest.com)


"Lo primero, después del fin del hombre, fue La Puerta", les aclaró el Payé.

Y continuó:

"No fue la tierra, ni el aire, ni el agua, ni el fuego, destruidos en una orgía de especulaciones astronómicas cuando los más sabios de ellos glosaron el tercer milenio de katunes, pues ya no contaban por lunas, las que habían destruido en un experimento de eliminación del espacio.

"Los tuixauas, reunidos en el infinito, decidieron construir La Puerta para que por ella entraran a la Historia quienes supieran, sin prejuicios, de la pureza del panal y del ardor de la caña de azúcar, de la terneza del jazmín y de la blancura de las flores del café, del carmín de los nopales y del múrice de Tiro, del generoso añil y del misterioso zafiro. 

"Para eso, seleccionaron a los herederos de los antiguos tuixauas, sucesores del primer fin del hombre, ya no se sabía cuántos katunes atrás. Y ellos, luego de ayunar 28 tunes, pensaron La Puerta y decidieron los materiales que llevaría. La diseñaron en función de los fines y propósitos meditados: sería visible para entrar e invisible para salir, porque los viejos tuixauas habían enseñado que de la Historia, si alguien lograba entrar, nunca se podría regresar, excepto quienes mediante engaños lo consiguieran y por ello fueran expulsados. Cuando la imponencia de La Puerta alcanzó a ser inocultable para su pueblo, la levantaron en el único sitio que lo permitía el infinito horizontal. Entre la angustia y la felicidad de inaugurar una nueva era, ya no de katunes sino de tukanes, los hombres se volcaron frente a ella, admirados por los símbolos y elementos que resaltaban de su superficie tridimensional. Los tuixauas decidieron, entonces, darle paso a los hombres para que entraran a la Historia: descorrieron la cinta de inauguración y en masa empujaron alborozados La Puerta. Pero, venciéndolos a todos, una fuerza imbatible, del otro lado, no dejó abrirla”. 

"¿Qué había pasado?", se preguntó con un rictus giocondesco el Payé, mientras sacaba del matirí un poporo más luminoso que la lámpara del mago Aladino: "Ellos, sucesores del primer fin del hombre, creyéndose los únicos en el horizonte, desposeídos del no te olvides del otro para que sepas quién eres tú, que sus antiguos códices aconsejaban, jamás se imaginaron que detrás de la última línea, otros herederos de los antiguos tuixauas, sucesores del primer fin del hombre, habían también construido e instalado La Puerta de entrada a la Historia en el mismo y único lugar que lo permitía el infinito horizontal. Así, doble pero única, con su entrada visible y sin su retorno invisible, La Puerta confundió al agua que no dejaba salir al fuego, a la luz que no cedía a la noche, al beso que no cortaba la furia. Y de los hombres, aunque todos los días la empujan con mayor encono, nadie ha podido entrar a la Historia todavía".

El Payé repasó con sapiencia el calor de las hojas de coca en su saliva caliginosa.

"Ya vuelvo", les dijo. 

Y desapareció por la parte invisible de La Puerta.



2º. Premio, VI Concurso Internacional de Cuento Breve, Prensa Libre, Ibagué, 1991. Publicado en: Revista Dominical, El Heraldo, Barranquilla, 3 nov. 1991; Puro Cuento, No. 29, Buenos Aires, enero/feb. 1992; Plural, No. 245, México, D. F., feb. 1992; Peña Gutiérrez, I. (2014). La Puerta y la historia. Bogotá: Universidad Central).

Comentarios

  1. Genial el efecto sándwiches o de cuadro enmarcado del cuento: abre y cierra con el Payé, y en el centro está la historia de la creación de La Puerta, en relación al fin del Hombre y el linaje selectivo de este para entrar a la Historia. Y ese Payé, ¿a qué comunidad de hombres herederos y mundo pertenece, al de la comunidad a la cual se está dirigiendo contando la historia de La Puerta, o a algunas de los dos selectos grupos de cada lado de La Puerta de la historia que está contando, o ambas, o las tres a la vez? La desaparición del Payé por la parte invisible de La Puerta, da para pensar en estas preguntas.

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